La homeopatía se basa en una realidad biológica, ya conocida
por Hipócrates, la ley de la similitud, que dice: “toda sustancia capaz de
provocar síntomas patológicos en un individuo sano, es capaz, a dosis infinitesimales,
de tratar esos síntomas en un individuo enfermo.”
Este conocimiento exacto entre el medicamento y la enfermedad,
justifica el objetivo específico de la Homeopatía, individualizar al enfermo y
su tratamiento, utilizando las capacidades de reacción de cada persona.
Aplicando estos principios, la Homeopatía utiliza
substancias orgánicas, minerales y vegetales para estimular las defensas
inmunes
del organismo. De este modo, el cuerpo puede
movilizar sus
defensas propias, en contra de los
agentes patógenos, virus y bacterias, y
recuperar su
equilibrio, desestabilizado por las agresiones de la
vida moderna
(estrés, contaminación,…).
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